Sensibilidades y contaminación a 16 años de la Causa Mendoza
Entrevistas bailadas en Villa Inflamable-La Costa1

Guadalupe Goncalves Costa Lima
Grupo de Estudio de Cuerpos, Sensibilidades y Ambientes (GECSA). Programa PECES IIGG. Universidad de Buenos Aires, Argentina
ORCID: 0009-0002-5891-0990| guadalupedacostalima@gmail.com

Victoria D’hers
CONICET. Grupo de Estudio de Cuerpos, Sensibilidades y Ambientes (GECSA). Programa PECES IIGG. Universidad de Buenos Aires, Argentina
ORCID: 0000-0002-0202-3092| victoriadhers@gmail.com

Claudio Ricartes
Grupo de Estudio de Cuerpos, Sensibilidades y Ambientes (GECSA). Programa PECES IIGG. Universidad de Buenos Aires, Argentina
ORCID: 0009-0007-2514-8713 | RicartesClau@hotmail.com

Palabras clave: 

sufrimiento | sensibilidades | contaminación | cuerpos | emociones

Recibido: 1 de junio de 2024. Aceptado: 30 de septiembre de 2024.


Resumen

El sur global se presenta actualmente como eje de los extractivismos, que afectan tanto la naturaleza como las relaciones sociales. De esta manera, los modos de producción y apropiación configuran la vida en sociedad. El sujeto, coconstituido por su ambiente, enfrenta mecanismos de soportabilidad social y regulación de sensaciones en contextos de explotación de cuerpos-territorios, resultando en una vida percibida como un “siempre-así”.

Al estudiar las sensibilidades sociales frente a la contaminación ambiental, buscamos potenciar el acto de habla para romper la tensión entre investigadores y sujetos entrevistados, emergiendo una doble hermenéutica reflexiva sobre la expresión del sujeto.

De este modo analizaremos la experiencia de las entrevistas bailadas realizadas entre junio y agosto de 2023 en Villa Inflamable, origen de la Causa Mendoza y un caso de justicia ambiental, en el marco del PRII Construcción de sensibilidades en contextos extractivistas, aproximación desde la práctica teórica de sociología de cuerpos/emociones, UBA.

Sensitivity and pollution: 16 years after case Mendoza
Danced interviews in Villa Inflamable-La Costa

Abstract

The global south currently presents itself as the center of extractivisms, affecting both nature and social relationships. Thus, modes of production and appropriation shape life in society. The subject, co-constituted by their environment, faces mechanisms of social bearability and regulation of sensations in contexts of body-territory exploitation, resulting in a life perceived as an “always-like-this.”

In studying social sensitivities to environmental pollution, we aim to enhance the act of speech to break the tension between researchers and interview subjects, leading to a double hermeneutic reflexivity on the subject's expression.
Thus, we will analyze the experience of the Danced Interviews conducted between June and August 2023 in Villa Inflamable, the origin of the Mendoza Case and a case of environmental justice, within the framework of the PRII Construction of Sensitivities in Extractivist Contexts, an approach from the theoretical practice of the Sociology of Bodies/Emotions, UBA.

Keywords

suffering | sensitivities | contamination | bodies | emotions


Introducción

Yo conozco la historia del Dock Sud industrial,
yo fui obrero de la Shell.
Yo soy el mendigo del Dock Sud, uh-oh,
y conozco el fin del Riachuelo,
ahí donde comienza el aceite estancado,
y la civilización.
Yo soy el mendigo del Dock Sud,
donde está la nafta y el petróleo,
ahí están los ríos llenos de basura
volcándose hacia el mar.
(Moris: El mendigo de Dock Sud)

El presente trabajo muestra los primeros resultados de un estudio de las sensibilidades sociales, en el barrio conocido como Villa Inflamable, referido por los vecinos como La Costa. Este barrio se ha vuelto emblemático dado que es donde nació la conocida causa judicial Causa Mendoza, tras la declaración de contaminación del aire, agua y suelo y presencia de plomo en sangre en algunos de sus habitantes.

¿Por qué retomar este caso hoy? Desde una perspectiva de justicia ambiental, es un caso de conflicto ambiental de gran importancia ya que logró llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y responsabilizar a diversas jurisdicciones estatales sobre los efectos de la contaminación en el ambiente y habitantes del territorio. Por otro lado, desde la sociología de las sensibilidades, permite observar y problematizar el rol de la iteración de experiencias de espera, lo que referimos como superposición de sufrimientos, y finalmente, invita a repensar la esperanza. Hacer un análisis de este conflicto desde la sociología de los cuerpos y las emociones nos permite poder adentrarnos en las sensibilidades de los habitantes que construyeron sus subjetividades atravesadas por el territorio, el conflicto y el paso del tiempo de la Causa Mendoza. Transcurridos 15 años de dicha causa, realizamos aproximaciones a sus habitantes para comprender las sensibilidades en torno a la contaminación en la actualidad, en medio de una crisis ambiental global.

Ya de manera generalizada, a este momento histórico se lo identifica como Antropoceno, era en la que las modificaciones antrópicas pueden ser consideradas como una nueva era geológica. Luego, Andreas Malm propuso la noción de Capitaloceno en 2009 (véase Haraway, 2020; Malm, 2020), donde los cambios surgen de la mano del capitalismo (no así de la sociedad o del humano, sino de un modo de producción particular). Jason Moore, en base a esa idea, plantea que ya en la Edad Media (1450 a 1750) se produjo la revolución en la producción del medio ambiente (environment-making revolution), gracias a la expansión de la frontera de la mercancía, que implica un cambio epistémico profundo:

nuevas formas de ver y entender la naturaleza con mayúscula –es decir, la Naturaleza como algo “ahí fuera”, fuera de la sociedad, pero que incluye mucha gente no blanca, muchas mujeres, quizás incluso la mayor parte de la humanidad–. El Capitaloceno en sentido amplio va más allá de la máquina de vapor y el primer paso en esta industrialización radical del mundo empezó con la transformación del medio ambiente global en una fuerza de producción. (Moore, 2017: s/d)2

El contexto político a nivel mundial reconoce abiertamente la crisis climática, y ubica geopolíticamente al sur global como eje de los neoextractivismos, necesarios por esta fuerza de producción y explotación de la vida para efectuar la llamada transición energética. Según la literatura reciente, América Latina se encuentra en el paso de un “consenso de commodities”,3 hacia un “consenso de la descarbonización”, definido como un nuevo acuerdo capitalista global que apuesta por el cambio de la matriz energética basada en los combustibles fósiles a otra sin (o con reducidas) emisiones de carbono, asentada en las energías “renovables”, y que condena a los países periféricos a ser zonas de sacrificio, sin cambiar el perfil metabólico de la sociedad ni la relación depredadora con la naturaleza. El término nace en referencia a la Unión Soviética, y quienes están expuestos a contaminación nuclear. Este término, acuñado por Lerner, busca confrontar el racismo ambiental de sistemas sociales y económicos que ignoran los riesgos masivos implicados en ciertas actividades. La particularidad es que dicha exposición es más directa y sus efectos más graves para las comunidades pobres, subalternas, racializadas, y no de manera casual (Lerner, 2012; Hooks y Smith 2004; Bringel y Svampa, 2023).

Entonces, podemos afirmar que los modos de producción y apropiación configuran los modos de estar-en-sociedad y se apropian no solo de la naturaleza, sino también de las relaciones sociales (sensu Gudynas). Entendemos al sujeto como configurado por una relación de coconstitución con el ambiente. En este escenario de explotación de los cuerpos-territorios (Haesbaert, 2020; Gago, 2019), podemos afirmar que operan mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones (Scribano, 2007). Es decir, la vida se hace como un “siempre-así”. Se da lo que ya hemos señalado en términos de acostumbramiento, y superposición de sufrimientos (D’hers, 2013).

Consecuentemente, en el estudio de las sensibilidades sociales relativas a la contaminación ambiental y frente a la normalización como mecanismo político, buscamos potenciar el acto de habla para romper la tensión que se genera entre investigadores, el sujeto entrevistado y los saberes y conocimientos de este último sobre lo social. Para ello, gracias a la metodología de entrevistas bailadas, emerge una doble hermenéutica reflexiva que parte del análisis del mismo sujeto sobre su potencialidad expresiva (D’hers y Musicco, 2015).

¿Cómo se expresa esta dinámica extractivista en la cotidianidad, en las relaciones y lazos que configuran el día a día, desde las sensibilidades sociales? Al estudiar las sensibilidades, se hilvanan preguntas desde lo más íntimo y personal (como pueden ser las emociones) hacia la lógica de estructuración social. Luego, ¿qué formas toma la resistencia a esta normalización? ¿Es posible articular resistencias, tal vez en modos que no son evidentes a primera vista? Según Gago, la noción de cuerpo-territorio

Expande un modo de “ver” desde los cuerpos experimentados como territorios y de los territorios vividos como cuerpos. Esa imagen de cuerpo-territorio muestra batallas que se están dando aquí y ahora, señala un campo de fuerzas, y lo hace visible y legible desde la conflictividad. (Gago, 2019: 90)

¿Qué nos dice este concepto (ligado a resistencias, movimientos feministas y ecofeministas, y organizaciones en defensa de la vida), en el ámbito urbano? ¿Se manifiestan sensibilidades en torno al conflicto ambiental que dio inicio a la Causa Mendoza luego de 15 años de intervenciones? ¿Cuáles son las conflictividades actuales, en un barrio que fue declarado como contaminado y donde, a la vez, la vida se organiza y sigue definiéndose a sí misma en medio/en diálogo/en tensión con tal afirmación?

Los movimientos de justicia ambiental se caracterizan por estar conformados por habitantes de un territorio con un medio ambiente afectado por la contaminación y el extractivismo. La pobreza y la marginalidad son características de estos territorios donde también se conjugan cuestiones de raza y clase de quienes lo habitan. Las lógicas de la economía global, la búsqueda de la valorización del capital y el desarrollo productivo afectan de manera directa a las poblaciones que se encuentran en estos territorios profundizando el riesgo ambiental y la desigualdad social. (Harvey, 2018; Merlinsky, 2017). Estas se encuentran en las cercanías de polos industriales, mineras, ríos o arroyos donde se descargan sustancias tóxicas de industrias, y de proyectos extractivistas en general. A lo largo de este trabajo veremos cómo la organización de los habitantes de Villa Inflamable tuvo resultados judiciales que implicaron políticas públicas concretas y posteriormente cambios en los cotidiano e incluso en las problemáticas que los atraviesan actualmente.

En este escrito, presentamos el análisis preliminar de la experiencia de entrevistas bailadas realizadas entre los meses de junio y agosto de 2023, a habitantes del barrio conocido como Villa Inflamable, observando tanto la superposición de sufrimientos, como las resistencias (en los términos de los entrevistados). Primero, reseñamos el Caso Mendoza; luego, sintetizamos la propuesta de las entrevistas bailadas; para finalmente analizar el material de campo, y unas reflexiones y desafíos como cierre y apertura hacia nuevos interrogantes.

Breve reseña del caso Riachuelo (causa Mendoza)

Partimos del hecho de que el caso del Riachuelo es lo que Merlinsky caracteriza como “un punto de inflexión en la historia ambiental argentina” (2013: 97). Así, en esta breve reseña buscamos reflexionar en torno a qué es la cuenca Matanza Riachuelo, dónde surgió la causa, cuándo se constituye. Y finalmente, cómo está afectada por el llamado sufrimiento ambiental (Auyero y Swistun, 2008), como marca de la citada superposición de sufrimientos y acostumbramiento.

La Cuenca Matanza Riachuelo atraviesa 14 municipios y desemboca en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde tiene mayor visibilidad y reconocimiento histórico por el barrio de La Boca y la Isla Maciel, que conforman sus dos orillas en el tramo final de la cuenca. Vecino de la Isla Maciel, se encuentra el barrio Villa Inflamable y comparten la misma localidad Dock Sud, perteneciente al Municipio de Avellaneda, ubicada a 4 kilómetros de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, caracterizada por ser una zona donde se encuentran actualmente el Polo Petroquímico Dock Sud.

Más allá de que el Riachuelo es emblemático caso de contaminación desde la constitución misma de la nación, en el año 2004 se instaura el comienzo de este punto de inflexión. ¿Cómo comienza? Un grupo de vecinos y vecinas de “Villa Inflamable” (por la proximidad con el Polo Petroquímico, véase Auyero y Swistun, 2008), junto a personal del área de salud del municipio, presentan en la justicia una demanda contra los Estados nacional, provincial, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas privadas. Los cargos que presentan en contra de estos fueron por daños y perjuicios que sufrían estos vecinos y vecinas a causa de la contaminación histórica del Riachuelo. La causa, entonces, va a ser reconocida como Causa Mendoza, por Beatriz Mendoza, quien encabezó la demanda y quedó registrada en la carátula del expediente presentado a la justicia. En ese momento la demandante era la directora del Centro de Salud Comunitaria de Villa Inflamable.

La causa fue presentada en 2004. Luego, en el año 2006 se da un conflicto con Uruguay en torno a la instalación de pasteras para tratamiento de celulosa sobre las costas del río Uruguay, frente a la ciudad de Gualeguaychú. El conflicto fue seguido por los medios de comunicación. El entonces presidente Néstor Kirchner, el 5 de mayo, se presentó en la zona y consideró en un acto que el “medio ambiente” era una cuestión de Estado. En este marco, la Defensoría del Pueblo de la Nación presentó informes sobre el estado de contaminación del Riachuelo.

Se generaban así condiciones de posibilidad para que cobre relevancia una intervención del Poder Judicial. La Causa Mendoza considera varios reclamos en torno al derecho al ambiente sano, contemplado en la Constitución Nacional de la República Argentina (arts. 41 y 43), y solicita el saneamiento de la cuenca por el impacto en la salud humana que ocasiona su contaminación, respaldados en la Ley General del Ambiente (Ley N° 25675). El daño ambiental también fue considerado y está contemplado en esta misma ley, artículo 27. El sumario del expediente expresaba:

La recomposición y prevención de daños al ambiente obliga al dictado de decisiones urgentes, definitivas y eficaces. De acuerdo con este principio, debe resolverse de modo definitivo la específica pretensión sobre recomposición y prevención que ha tramitado por medio de este proceso urgente y autónomo (saneamiento de la cuenca hídrica Matanza-Riachuelo). (Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios, Fallos: 329:2316 (2006))

La Corte Suprema de Justicia de la Nación toma el caso y, apoyada en este contexto histórico, decide tener un posicionamiento de notable visibilidad. Concretamente, tras la judicialización y rol central de la Corte, se dispuso la creación de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR), la responsable de llevar adelante las acciones y obras de saneamiento para la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca, recomponer el ambiente en todos sus componentes (agua, aire y suelo), prevenir los daños con suficiente y razonable grado de predicción (ACIJ, 2012). En la misma dirección, se inició un proceso de relocalización y se prohibió la entrada de materiales de construcción (hoy liberada). Al día de hoy, ya no se habla de relocalización, sino de urbanización.4-5

Sociología de las sensibilidades desde la expresividad-creatividad

En contextos de extractivismo, debemos insistir en la importancia de lo “socioambiental” en la interpretación de la dominación contemporánea: “Las condiciones de apropiación diferencial y desigual de bienes comunes construyen/modelan las interrelaciones/correspondencias entre cuerpos/emociones” (Scribano, 2013a: 100). Se torna vital comprender la forma en que operan las estructuraciones sociales a nivel de la sensibilidad. Scribano propone la noción de “iteratividad de sufrimientos”, definida como una actividad que los sujetos hacen hueso en prácticas cotidianas y que tiene su antesala en la repetición del sufrimiento (Scribano, 2007). Luego, tomando lo analizado acerca del acostumbramiento (D’hers, 2013; Cervio, Lisdero y D’hers, 2019; D’hers y Cervio, 2019), el dolor y el sufrimiento en general, y ambiental en particular (Auyero y Swistun, 2008; D’hers, 2013a y 2013b), sabemos que aquellos cuerpos violentados por el modelo extractivo implican una transformación y una reconfiguración a nivel orgánica-biológica y emocional-psicológica en la cual las personas comienzan a soportar, resistir y a acostumbrarse a que su cuerpo esté enfermo, volviendo cotidiano el dolor, el sufrimiento, el malestar.

Se generan mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones que se instalan en los cuerpos y en las formas de vida social (Scribano, 2016). Con “soportabilidad social” nos referimos a los mecanismos y prácticas que las personas emplean para evitar el conflicto social. Por otro lado, los dispositivos de regulación de las sensaciones se refieren a los procesos mediante los cuales las personas seleccionan, clasifican y procesan las percepciones del entorno social. La regulación de las sensaciones implica una interacción entre sentidos, percepciones y emociones que organizan la forma en que las personas se aprecian-en-el-mundo (Scribano, 2016: 100-101).

Cuando hablamos de cuerpo(s) nos referimos a distancias y proximidades en tensión entre cuerpo individuo, cuerpo subjetivo y cuerpo social:

El cuerpo individuo es una construcción elaborada filogenéticamente que indica los lugares y procesos fisio‐sociales por donde la percepción naturalizada del entorno se conecta con el cuerpo subjetivo. El cuerpo subjetivo es la auto‐percepción del individuo como espacio de percepción del contexto y el entorno en tanto “locus” de la sensación vital enraizada en la experiencia de un “yo” como centro de gravitación de sus prácticas. El cuerpo social consiste en las estructuras sociales incorporadas que vectorizan al cuerpo individual y subjetivo en relación a sus conexiones en la vida‐vivida‐con‐otros y para‐otros. (Scribano, 2013a: 101)

El análisis desde la sociología de los cuerpos/emociones incluye metodologías que permiten explorar las sensibilidades y las emociones más allá/atravesando la palabra; incluso la potencian a través de la doble hermenéutica reflexiva que se propone a partir de la interpretación del movimiento realizado por el mismo entrevistado (D’hers y Musicco, 2015). Las entrevistas bailadas proponen una pregunta disparadora ligada al sentir, a la que la persona entrevistada responde a través de un movimiento. Seguido a ello se procede a continuar con la entrevista a través de un diálogo, inicialmente proponiendo al entrevistado que analice el movimiento previamente realizado (Scribano, 2014). Esta práctica de investigación parte de la necesidad de amoldar las herramientas de investigación al contexto de expansión y explotación capitalista. Siguiendo a Scribano (2016), nos encontramos en una fase imperial neocolonial de capitalismo dependiente en la que los cuerpos se ven envueltos en una batalla donde se desarrolla el conflicto y se buscan las estrategias para sobrellevarlos. Parte del estar-en-sociedad crea configuraciones sociales que tienen ubicaciones, localizaciones y regiones específicas donde los cuerpos transitan e intercambian.

Estas metodologías son necesarias si tenemos en cuenta que la expresividad se encuentra obstruida como regla de la sociedad (D’hers y Musicco, 2015), principalmente a la hora de buscar adentrarnos en el conocimiento de las sensibilidades. Partiendo de las entrevistas bailadas, expandimos el conocimiento sobre las experiencias: las experiencias sobre la pregunta inicial, y la experiencia de interpretación del movimiento que se expresa a partir de ella.

En Villa Inflamable, los cuerpos se expresan estructurados por los modos de producción y apropiación que atraviesa su territorio. Incluso es común encontrarnos con la utilización del propio cuerpo como indicador de la presencia o ausencia de contaminación (Auyero y Swistun, 2008). Podemos pensar en este lugar que desde hace quince años se encuentra marcado por el conflicto ambiental, si bien generó las condiciones de sufrimiento ambiental, también ¿fue construyendo sus propios modos de resistencias? Además de la soportabilidad, ¿qué narrativas proponen los entrevistados a la hora de reponer sus sentires respecto de seguir viviendo allí?

Finalmente, cabe destacar que en este trabajo nos proponemos indagar, como ya se dijo, en la construcción de sensibilidades en torno al ambiente, el conflicto y una construcción de la espacialidad de los habitantes de Villa Inflamable desde una epistemología situada (Haraway, 1991).

Análisis preliminar de las entrevistas

Entre los meses de julio y agosto de 2023, realizamos entrevistas en movimiento a habitantes de Villa Inflamable. Las y los entrevistados fueron seleccionados teniendo en cuenta género, edad, el tiempo vivido en el barrio y la zona que habitan, buscando diversidad en la muestra. Inicialmente, el contacto de entrada se hizo a través de una integrante del grupo de investigación que trabaja en el barrio. Se debe tener en consideración que este documento forma parte de una investigación en proceso en la que están planificadas nuevas entrevistas, teniendo en cuenta las características ya indicadas. En este trabajo analizaremos las entrevistas bailadas de cuatro habitantes de Villa Inflamable.

Las entrevistas se realizaron en dos días. El lugar elegido fue el SUM de Canalejas. Es un espacio perteneciente a la escuela primaria del barrio, en el cual integrantes de la Asociación Civil por los chicos de La Costa realizan diferentes actividades: apoyo escolar, copa de leche, entrega de tupper con comida dos veces por semana. También funciona como punto de entrega de bidones de agua potable dispensados por ACUMAR y, como Punto Cultural del municipio de Avellaneda, en ese marco se realizan talleres de artes, murga, cerámica y zumba para todas las edades.

Con respecto a las entrevistas, la primera fue Entrevistada 1 (a partir de aquí, E 1. Si bien tenemos el consentimiento informado para la participación en las entrevistas bailadas, y su registro en video, en este trabajo mantenemos la identidad reservada). Trabaja en la cooperativa de limpieza del barrio y es una de las referentes del barrio. Organiza las actividades que se realizan en el SUM de Canalejas y, junto con su compañero, las actividades de fútbol de niños y niñas pertenecientes al Club La Costa. Tiene 42 años, y hace 28 vive en el barrio, específicamente en la que denominan la parte alta, que es la más antigua del barrio.

Luego, entrevistamos a Entrevistada 2 (E 2): jubilada, trabaja atendiendo el almacén familiar. Tiene 77 años y vive en la parte alta desde los 23 años, cuando se casó y compró su propiedad.

El Entrevistado 3 (E 3) también trabaja en la cooperativa de limpieza. Al igual que E 1 forma parte de la Unión Vecinal por los Chicos de La Costa, colabora en las actividades que se realizan tanto en el SUM de Canalejas como en el Club La Costa e integra la cooperadora de la escuela primaria del barrio. Tiene 40 años y nació en el barrio. Creció en la parte alta del barrio.

Por último, entrevistamos a Entrevistada 4 (E 4), quien representa un gran contraste con respecto al resto. Es chaqueña, ama de casa, madre de siete hijos. La noche anterior a la entrevista había tenido su primera jornada de trabajo en un kiosco 24 horas al cual tuvo que renunciar posteriormente. Tiene 30 años y a diferencia de los otros entrevistados, recién hace un año y tres meses que vive con su familia en la parte baja del barrio.

Se trabajó con el abordaje descrito más arriba; la pregunta que convocaba a la entrevista en movimiento fue: “¿cómo sentís el barrio?”. El análisis estuvo centrado en la revisión e interpretación de las entrevistas en tanto material textual, observando el nivel de las sensibilidades ligadas a la cuestión ambiental, y temáticas emergentes. En esta instancia, no se analizó la gestualidad ni movimientos de manera profunda, dejando dicho nivel analítico para la próxima etapa, con un número mayor de entrevistas realizadas que permitieran realizar interpretaciones generalizables sobre lo kinético-gestual.

Ante la pregunta, E 2 comienza el movimiento de pie y se traslada caminando en el espacio mirando con seguridad y un tanto elegante, mirando a los ojos a quienes la entrevistamos y a la cámara que la graba. Cuando se le pregunta sobre el movimiento refiere:

E 2: pensé en lo que pasa acá en el barrio: uno va y viene, va a comprar; yo ando mucho en bicicleta cuando puedo.

V: ¿Y te movés mucho en el barrio?

E 2: Sí, sí, me voy a comprar allá en la verdulería… y más no ando porque no me dejan andar sola.

En su relato nos encontramos con una autopercepción de su cuerpo y movimiento por el espacio, que se encuentra estructurada principalmente por las actividades de compras de víveres que realiza en el barrio. Sin embargo, este se ve tensionado por el entorno y recomendaciones de su familia debido a sucesos de cambios que se encuentra atravesando el barrio:

V: ¿Quién no te deja?

E 2: Mis hijos. Porque acá hay muchos camiones. Ahora más que nunca. Ahora hay una cantidad de camiones… Viste uno va en bicicleta, chiquitito, y esos son unos tremendos (se refiere a ella y su bicicleta en comparación al tamaño de los camiones de carga)… Ahí (señala), en frente de mi casa, que antes no estaba esa fábrica, abrieron un portón e hicieron una fábrica… Dicen que es de Raizen, algo así (...) los camiones que la trajeron tenían veinticuatro ruedas. O sea, doce y doce, veinticuatro y veinticuatro, cuarenta y ocho. Mirá el peso que era.

V: ¿Y no sabés lo que hacen?

E 2: No, no, porque también entraron piedras, entraron cemento, entraron arena; así que yo digo, ahora no hará falta que estén rellenando el río. La verdad que no sé. Porque toda esa parte era de Shell.

En esta descripción se denota, por un lado, la limitación del estar-en-sociedad de E 2 por la llegada de una nueva fábrica muy cerca de su vivienda y la actividad de camiones que limitan su propia circulación. Por otro lado, el desconocimiento y la incertidumbre de que las prácticas de esta no alteren los márgenes del río. Vale aclarar que estas modificaciones difícilmente sean comprobables tanto para E 2 como para el resto de los habitantes de Villa Inflamable. Si se observa en la Imagen 1 del Anexo, se podrá distinguir que el acceso al río se encuentra obstaculizado por la refinería.

Esta sensación de incertidumbre podemos asociarla también a la sensación de incertidumbre de E 3, que la expresa en su movimiento refiriéndose a otros cambios recientes que también suceden en el barrio. Ante la pregunta disparadora, el gesto de E 3 se repite algunas veces levantando los hombros y pasando el revés de ambas manos por debajo de su mentón y una gestualidad en su cara que indica un “no sé”. Cuando se le pregunta por el gesto responde:

E 3: ... hay un montón de cosas que están creciendo y se están haciendo un montón de obras, pero hay otras también que vos al tener obras tenés que saber cuándo terminan y es toda una encrucijada eso en el barrio. Lo bueno de Villa Inflamable que hace unos años era un barrio en relocalización y hoy es un barrio en urbanización.

En este caso, el sentir el barrio se asocia directamente con una tensión, la “encrucijada” que nombra se debe al reciente inicio de obras de urbanización que según su relato marcan un antes y un después en la historia del barrio. Más allá de la importancia de la incertidumbre6 mencionada y a la luz de los años ya transcurridos desde los inicios de la intervención estatal nacional, observamos que estos acontecimientos empiezan a dejar en el pasado los planes de relocalización decretados por la Causa Mendoza, y dan lugar a una perspectiva a futuro más certera, que podríamos decir es de espera y, sobre todo, de esperanza.

Auyero y Swistun (2008), en su libro Inflamable, estudio del sufrimiento ambiental, sostienen una idea de esperanza ligada a la espera en los habitantes del barrio que, a diferencia de lo que observamos actualmente en estas entrevistas, también estaba vinculada a la sumisión. En ese caso, las esperanzas, la incertidumbre y la desorientación sobre los acontecimientos que preocupaban al barrio hace quince años atrás estaban relacionados directamente con la contaminación del aire, el agua, el suelo y sus cuerpos: las relocalizaciones, los estudios que mostraban la presencia de plomo en sangre, la dispersión de la basura que atraía a las ratas, los cables de alta tensión que podrían traer peligros para la salud (que también mencionó nuestra entrevistada 2 como un “hecho del pasado”), las demandas judiciales; finalmente, la espera a que todo esto se resuelva.

... lo que todo este proceso nos dice sobre las maneras en que funciona la dominación y cómo ésta es experimentada por los dominados. Opera mediante el sometimiento al poder de los otros (abogados, jueces, funcionarios) y es experimentada como un tiempo de espera: esperando (en una permanente y rápida sucesión de esperanza y desaliento) que otros tomen decisiones sobre sus vidas y se rindan, en efecto, a la autoridad de los otros. Cierto es que, como sujetos en condiciones de pobreza, desempleo, y como habitantes de una zona altamente contaminada, son agentes que carecen de poder por la posición estructural que ocupan. (Auyero y Swistun, 2008: 182)

Basándonos en estas observaciones, en nuestras entrevistas y en los cambios en el barrio que observamos y que también refieren nuestros entrevistados y entrevistadas, notamos que en el desarrollo de los últimos 16 años hubo algunas transformaciones en el vínculo entre la incertidumbre, la sumisión, la espera y la esperanza.

La esperanza está conformada por imaginarios sociales sobre “lo posible”. En lo que va de nuestro trabajo nos encontramos con que es un Estado que amplía las posibilidades y los mundos de las personas en relación con su entorno. Los proyectos de urbanización vigentes son un ejemplo que destaca nuestro entrevistado. Para Scribano (2023), en la esperanza hay un componente utópico que se vincula con el amor a la vida, la humanidad y a la naturaleza.

Es un refugio ante la adversidad y el miedo que, lejos de volver pasivos a los sujetos, contribuye a la construcción de comunidad entre personas que comparten una experiencia y utopía similares. Si bien tiene relación con la dinámica de dominación estructural antedicha, se ve que, a la vez, el cambio del Estado, pasando de la relocalización a la urbanización, genera una confirmación de lo que pensaban los entrevistados en su momento: que no había problemas con vivir allí.

Principalmente en los casos de la E 1 y el E 3 notamos cómo el reconocimiento de las necesidades y/o problemáticas que atraviesa el barrio (alimenticias, habitacionales, entretenimiento y deporte para grandes y chicos) despierta emociones de incertidumbre, pero eso no los detiene. La esperanza posibilita una apertura de posibilidades que, si bien está atada a las condiciones materiales que atraviesan, también habilita una idea de futuro que los mantiene construyendo esa utopía por sus propios medios de organización y comunidad. Al contrario de las experiencias del pasado, ya no se vislumbra una situación de espera de la acción de los organismos externos.7

Quizás el desenlace sobre las relocalizaciones y su suspensión sea un tema clave en esta definición de esperanza como utopía, ya que –según muestra el relato de E 3– el Estado vuelve para darle la razón: a quienes se negaban a irse, ahora el Estado les da la razón afirmando no solo que se pueden quedar donde vivían, sino que se construye y urbaniza. El Estado ahora no declara contaminación, sino que puebla el barrio. A nivel subjetivo, entonces, más allá de lo certero de dichas políticas, opera esta reinterpretación del pasado.

E 3: Eso es lo bueno, hay muchas obras que van a hacer, pero no sabemos cuándo van a terminar y las demás cuándo van a empezar, quieren hacer algo muy grande.

Si bien con E 1 tuvimos una extensa conversación previa a la entrevista, el momento de la entrevista bailada fue disruptivo. E 1 nos recibió en el SUM de Canalejas y entre momentos de humor y otros de seriedad en toda la conversación mantuvo la postura y rol de ser referente del espacio.

Para iniciar la entrevista en movimiento nos apartamos a un cuarto que se usa como depósito. En medio de cajas y elementos del taller de peluquería dispusimos unas sillas en forma de U y E 1 se paró en el medio. Ante la pregunta sobre cómo siente el barrio, la entrevistada señaló su pecho con la mano derecha. Este gesto lo repitió algunas veces con firmeza. Cuando se le pregunta en qué pensaba cuando realizaba este gesto se emocionó, lagrimeó e hizo una pausa antes de hablar. Más adelante rio y confesó “aguanté para no largarme a llorar”.

G: Se identifican con La Costa y se identifican con el grupo.

E 1: Como nunca. Ellos (niños y niñas integrantes del Club de fútbol) reconocen el barrio como La Costa. Quieren cambiar el nombre. En algún momento lo vamos a hacer. (...) el club, como que le dio identidad, como que le dio un sueño, una visión.

Hablando sobre el barrio la entrevistada nombra las actividades del Club y del SUM de Canalejas como determinantes en la conformación de una identidad y portadores de un “sueño” y “visión” que es asimilable a nuestra idea sobre la utopía y la esperanza. Esta parece estar asociada al trabajo de la comunidad vecinal desarrollado en la unión vecinal, la cooperadora de la escuela primaria y el Club La Costa. Se refuerza la razón por la que se querían quedar en primer término: el valor de ser conocidos en el barrio, de sentirse en un lugar familiar.

A la par de que hay elementos comunitarios y afectivos que explican la permanencia, esto se da en simultáneo con los mencionados mecanismos de soportabilidad social que operan, por ejemplo, el acostumbramiento como sucedió en el caso de E 4, quien cuando se mudó desde Chaco (provincia a más de 1000 km. de distancia de Buenos Aires) tenía muchas críticas sobre falencias en la urbanización de Villa Inflamable (ausencia de asfalto en las calles, casas “desprolijas”), pero según su propia apreciación, se fue acostumbrando. Ante la posibilidad de volver a su provincia de origen destaca que la intervención del Estado municipal como provincial son fundamentales para el desarrollo de la vida en sociedad que está llevando ella y su familia: dentro del barrio tiene jardín maternal hasta escuela primaria, no muy lejos su hija mayor asiste a una escuela de educación técnica, atienden cuestiones de salud en el centro de salud comunitario y en hospitales públicos, sus hijos realizan actividades socioculturales como la orquesta, el club o festejos del día de la niñez. En este caso notamos cómo se destaca el rol de las instituciones del Estado, incluso en la intervención del cuerpo y las emociones de Mayra y su familia.

Un tema emergente se vincula con la identidad del barrio y la importancia de cambiarle el nombre: dejar de ser Inflamable para ser La Costa, “como se llamaba antes” según indica E 1.

Además, aquí sale la importancia de la relación con el río, donde alguna vez se bañaban, y lo que ahora se erige como la mayor amenaza: las inundaciones. El agua, obstaculizada por el incremento de viviendas y el relleno de los desagües naturales del humedal, se ha vuelto una amenaza con cada lluvia

Con referencia a la contaminación, la temática permanece obturada. Frente a la pregunta por los bidones de agua que entregan allí mismo en el SUM (política de ACUMAR debido a que el agua aún no es potable), la E 4 (la más nueva) no sabe por qué tienen que buscar agua.

El resto de los entrevistados, más antiguos allí, refieren a que se decía que había contaminación, pero “nunca nos enfermamos”. La enfermedad es una responsabilidad individual, antes que una preocupación colectiva. Este tema, de suma importancia, remite a la culpabilización individual que rige el orden contemporáneo. Por cuestiones de espacio no podemos extendernos sobre esta cuestión.

En resumen, el análisis desde la sociología de los cuerpos/emociones en estos casos nos permitió acceder a la profundidad de las sensibilidades de nuestros entrevistados y entrevistadas quienes expresaron incertidumbres, alegrías, contradicciones, esperanzas con relación al presente y el porvenir del barrio. No solo pudimos interpretarlo (junto con ellos) a través de la palabra, sino también observar la relevancia de gestualidades, y emociones que se develan desde la corporalidad interpelada desde una pregunta disparadora sobre el sentir, con respuestas que excedieron la narrativa como en el caso de lo que desencadenó la pregunta sobre el barrio en E 1.

Reflexiones finales

En todos los relatos notamos una ausencia de los temas referidos a la contaminación y el conflicto ambiental. Al acercarnos al estudio de “lo ambiental”, sabemos que opera a nivel general la llamada “ceguera ecológica” (Svampa y Viale, 2020). Más aún, observamos que no solo se expresa como ceguera sino como anestesia ambiental, insensibilidad a la hora de comprender la coconstitución y configuración mutua entre ecosistemas y personas; esto, entendemos, es parte de los mecanismos de soportabilidad.

En términos de justicia ambiental, inicialmente describimos el conflicto ambiental denunciado por los habitantes, y luego encontramos en las entrevistas que cuando se preguntaba sobre la contaminación, las referencias se trasladaban a un pasado no muy cercano o a las responsabilidades individuales de los vecinos de la parte baja que “construyeron sus casas sobre la basura”, o que “las madres no cuidan la higiene de sus hijos”. Con respecto a los casos de plomo en sangre, su veracidad debía contrastarse con la experiencia de sus propios cuerpos, ya que nuestros entrevistados “nunca se enfermaron”. Podemos determinar que los dispositivos de regulación de las sensaciones y los mecanismos de soportabilidad se reproducen, aplacando lo referido al conflicto ambiental.

Los mecanismos de soportabilidad social desplazan la problemática ambiental a otras que claramente se encuentran atravesadas por cuestiones de clase, pero que no son interpretadas en esa clave por los entrevistados. Las preocupaciones se centran en el cuidado y actividades de tiempo libre de niños y niñas, cuestiones de inseguridad, la representatividad del barrio a través del cambio de nombre, los recientes proyectos de urbanización y las inundaciones. Todo es percibido como un problema a nivel individual, sin conformar un conflicto social generalizable ¿Será producto de las intervenciones estatales como consecuencia del inicio de la causa judicial?

Esta ausencia de conflicto genera una forma de apreciarse-en-el-mundo que en este momento se encuentra atravesada por horizontes de cambios y acciones de los mismos habitantes que los propician. Si bien en los últimos años la posibilidad de las relocalizaciones por las condiciones de sufrimiento ambiental estaba a la orden del día, hoy los vecinos se jactan de que esa espera-esperanzada tuvo su fruto, y “hoy es un barrio en urbanización”, como sostiene E 3. A pesar de todas las intervenciones judiciales y estatales que años atrás lo consideraban inhabitable. Estas nuevas condiciones construyen una vida social habitable de manera comunitaria. Más allá de la lectura estructural, vemos cómo esta manera entramada en lo común da lugar a nuevas esperanzas.

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Anexo

Imagen 1.

Fuente: elaboración propia sobre mapa de Google Earth.

Imagen 2.

Fuente: elaboración propia sobre mapa de Google Earth.

Imagen 3.

Fuente: elaboración propia sobre mapa de Google Earth

Imagen 4.

Fuente: elaboración propia sobre mapa de Google.


  1. Este escrito, en una versión preliminar, fue presentado en las Jornadas de Sociología, UBA, 2024. Se enmarca dentro del Proyecto PRII “Construcción de sensibilidades en contextos extractivistas, aproximación desde la práctica teórica de sociología de cuerpos/emociones”, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, dirigido por Victoria D’hers.↩︎

  2. El autor propone, de hecho, el desarrollo de una “ciencia social histórica postcartesiana en la que la modernidad sea entendida como una serie de procesos y proyectos para recrear el tejido de la vida, constituida a través de la naturaleza. Bajo esta perspectiva, el capitalismo no solo actúa sobre la naturaleza, sino que se desarrolla a través del tejido de la vida y es transformado por una serie de relaciones que sin duda escapan al control de los actores políticos y económicos (entrevista en Ecología Política). https://www.ecologiapolitica.info/entrevista-a-jason-moore-del-capitaloceno-a-una-nueva-politica-ontologica/ Año 2017). Ver Moore, 2020; Machado Aráoz, 2010. La sociología de las sensibilidades, y esta metodología aquí propuesta, se relaciona con la intención de abonar a una ciencia que trascienda ciertos dualismos y binarismos definitorios de la modernidad.↩︎

  3. Se entiende como el “ingreso de América Latina en un nuevo orden económico y político-ideológico, sostenido por el boom de los precios internacionales de las materias primas y los bienes de consumo demandados cada vez más por los países centrales y las potencias emergentes. Este orden va consolidando un estilo de desarrollo neo-extractivista que genera ventajas comparativas, visibles en el crecimiento económico, al tiempo que produce nuevas asimetrías y conflictos sociales, económicos, ambientales y político-culturales.” (Svampa, 2013). También ha sido referido como Consenso de Pekin, por el rol central de China (Machado Aráoz, 2013).↩︎

  4. En Inflamable, se había dispuesto la relocalización, más allá de la categoría de asentamientos precarios, dada la presencia de plomo en sangre de niños. Hoy en día, eso se modificó hacia la urbanización. “En 2010 se firmó el Convenio Marco para el cumplimiento del Plan de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios de la Cuenca Matanza Riachuelo – Segunda y última etapa, junto al Estado Nacional, la provincia de Buenos Aires, los municipios que integran la Cuenca, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A partir de allí se estableció la meta a alcanzar de 17.771 soluciones habitacionales” (en toda la cuenca). https://monitorpisa.acumar.gob.ar/; https://monitorpisa.acumar.gob.ar/plan-de-urbanizacion-de-villas-y-asentamientos-precarios-en-areas-de-riesgo/↩︎

  5. La organización de vecinos logró que en 2018 ACUMAR se encargara de realizar nuevos estudios ambientales a través de la contratación de una empresa independiente. En los resultados obtenidos en 2021 se encontró que la condición ambiental se había visto modificada en la mayor parte de la zona, y solo había 15 puntos que indican la inhabitabilidad. Esto llevó a planificar nuevas relocalizaciones de las viviendas más afectadas, pero en menor cantidad. Asimismo, se concluyó que el resto del territorio contaba con condiciones ambientales que permitían sea habitable. Las obras implican la pavimentación de calles, obras cloacales, limpieza de lagunas. Al momento de escribir este artículo las obras del Plan de Urbanización, llevadas a cabo entre el Municipio de Avellaneda y ACUMAR se encuentran interrumpidas por decisiones presupuestarias. https://www.mpd.gov.ar/index.php/territorios/66-politica-institucional/equipo-de-trabajo-rio-matanza-riachuelo-s-g-p-i/5791-villa-inflamable
    https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/onedrive_1_24-11-2022/4.%20ACUMAR/13-%20Ficha%20de%20caso%20-Participaci%C3%B3n%20Ciudadana%20en%20la%20Reurbanizaci%C3%B3n%20de%20%E2%80%9CVilla%20Inflamable%E2%80%9D-%20ACUMAR.pdf↩︎

  6. Cabe destacar que se hace referencia a la incertidumbre en términos de los entrevistados, no así como categoría analítica de los estudios ambientales y, por ejemplo, los estudios sociales de riesgo ambiental, que lo toman como una de lo central que determinan el riesgo (Beck, 2000).↩︎

  7. Dicen Auyero y Swistun (2008): “Como ciudadanos [...] ambos creemos que la relocalización y la compensación harán una diferencia crucial en la vida de los vecinos. Y tenemos la esperanza de que suceda pronto. Como analistas, hay algo diferente en juego: creemos que, sean o no relocalizados, sean o no compensados, esto no hace mucha diferencia en la manera en que funciona la sumisión. Esencialmente, los habitantes de Inflamable –con las especificidades del caso– comparten el destino de otros grupos dominados. Están condenados a vivir un tiempo orientado hacia otros, un tiempo alienado; obligados, como Pierre Bourdieu (2000: 237) escribe de manera elocuente a “esperar a que todo provenga de otros” (183).↩︎